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Miopía, Crisis Alimentaria y el Arroz

Publicado: 2011-05-23

El Perú es una economía pequeña y abierta al mundo. Son múltiples las implicancias de esta premisa en el plano económico, pero la más importante y obvia es aquella que se refiere al nulo efecto que tenemos sobre el mundo. Enfocándolo desde otro ángulo, se traduciría en que la mayor parte de variables del comercio se presentan para nosotros como exógenas; sobre las cuales no tenemos influencia alguna, pero que sí influyen sobre nosotros. No obstante, muchas veces los actores económicos son incapaces de observar los fenómenos externos y se concentran únicamente en el contexto doméstico. Esto degenera en una miopía terrible que busca culpables al interior del país cuando las razones son foráneas. Aproximadamente desde el año 2003, los precios de los principales commodities alimenticios experimentaron una tendencia creciente hasta alcanzar un pico en el 2008, año en que se registraron los mayores precios del trigo, maíz y arroz. Este hecho fue motivo de estudio y debate por parte de diversos economistas, concluyéndose que estábamos ingresando a una época de alimentos más caros. Las consecuencias de los precios más altos afectarían directamente a los más pobres de cada país, quienes verían reducida su capacidad de compra. Con ello, la seguridad alimentaria de los países en desarrollo peligraría, pudiendo degenerar en serios problemas sociales si no se preparan los mecanismos adecuados de asistencia. Colateralmente, la malnutrición resultante desencadenaría una disminución en el capital humano de las siguientes generaciones. Al respecto, instituciones especializadas en temas de pobreza y seguridad alimentaria han publicado estudios en las que resaltan la necesidad de combatir precautoriamente esta crisis. El presente artículo tiene como objetivo explicar el por qué de la volatilidad que se observa en el precio de los commodities alimenticios y cuáles sería la tendencia para los años venideros. Es necesario recordar que en Perú, el arroz también alcanzó un pico el 2008. No obstante, el gobierno fue miope, no pudo comprender que las causas eran externas y tradujo su incomprensión de la realidad internacional en amenazas veladas y calumnias sobre acaparamiento y especulación, supuestamente orquestados por la industria molinera nacional. Este artículo intentará también, eliminar en parte, la miopía estatal que llevó a conclusión tan errónea. Las causas de la crisis En primer lugar, se debe aceptar que existe un fenómeno mundial en el cual los precios de los commodities alimenticios han experimentado un auge tan fuerte que ha generado inestabilidad política y malestar social en muchos países en desarrollo. En síntesis, una crisis . El incremento en los precios de los alimentos es consecuencia de una serie variables que deben ser disgregadas para su correcta explicación. Se debe distinguir entre las de largo plazo (aquellas que han influido paulatinamente en la elevación de los precios) de las de corto plazo (las mismas que desencadenaron una sobrerreacción de los precios en el año 2008, por encima de los que serían los nuevos precios de equilibrio). Entre las variables de largo plazo encontramos, por el lado de la demanda:   • La demanda por biocombustibles.- cultivos antes destinados al consumo humano ahora son orientados a la obtención de combustibles alternativos. Un dato para ilustrar este punto: el 30% de los cultivos de maíz de EE.UU. durante los años 2007 y 2008 fueron destinados a la producción de biocombustibles. • El incremento en el precio del petróleo.- se asume que su efecto se transmite a través de de una mayor demanda por biocombustibles, sin embargo, hay fuerte evidencia empírica que apunta a que el precio del petróleo tiene un impacto muy fuerte sobre la producción de alimentos (en cuanto influye en el precio de los insumos agrícolas) y su transporte (en el comercio internacional y al interior de las economías domésticas). • El rápido crecimiento de China e India.- se considera que el crecimiento de China e India ha mejorado la dieta de esos países, haciéndoles consumir más de todos los alimentos. Sin embargo no hay un sustento empírico que avale dicho supuesto. No obstante, China e India, sí generan una presión alcista en los precios, pero esta se manifestaría a través de una mayor demanda por petróleo. Por el lado de la oferta, dados los precios bajos de los alimentos durante los años ochenta y noventa, los incentivos para incrementar la capacidad agrícola fueron mínimos. Por consiguiente, la productividad del agro, herencia de la Revolución Verde, no se incrementó a la misma tasa con que se venía incrementado la demanda por alimentos. De este modo, la demanda mundial superó a la oferta. Los stocks mundiales, que en décadas pasadas habían asegurado la estabilidad de los mercados de alimentos, conocieron su límite. Así, se habían asentado las bases de precios más altos para los commodities alimenticios de los que habían existido nunca. A partir de este punto, ya no era posible volver al mundo de los alimentos baratos. Finalmente, el cambio climático se sumó a las presiones sobre la oferta de alimentos. Esta variable tuvo un efecto devastador en los precios a corto plazo y generó la volatilidad extrema que observamos estos años, cuyo punto más alto hasta el momento se manifestó entre Marzo y Julio del 2008. El caso del arroz El arroz también responde a la lógica explicada en las páginas precedentes. El arroz se encuentra alto pues sus variables fundamentales han variado de tal manera que se ha generado un nuevo punto de equilibrio tanto para la producción como para el precio. Además, cabe esperar que estas fuerzas sigan ejerciendo presiones al alza. Entonces, el precio del arroz en el mediano y largo plazo presentará una tendencia positiva, elevándose a medida que pasan los años. Por otro lado, el comercio de arroz a nivel mundial tiene muchas similitudes con el comercio doméstico. En primer lugar, el mercado de arroz en el mundo no es tan organizado como serían por ejemplo el del maíz o el del trigo. Segundo, los productores son muchos, dispersos y en muchos países domina el minifundio, lo que hace que el comercializador no tenga certeza alguna sobre las existencias reales del producto. Entonces, la especulación surge justamente como una forma en que el comercializador se protege de la incertidumbre sobre las cantidades producidas. Ahora, como también expliqué, el cambio climático tendrá un fuerte efecto sobre las existencias reales. Entonces, la incertidumbre será mayor. De ahí que si bien a largo plazo experimentaremos la tendencia creciente en el precio del arroz, la estructura misma de este mercado hace que las reacciones en el corto plazo sean muy aceleradas y los precios que se alcancen, muy altos. Finalmente, cabe mencionar que el arroz es un caso excepcional de estudio. Muy interesante sobretodo porque mercados de cereales similares como el maíz y el trigo, a pesar de que están enfrentados a las mismas condiciones que el arroz, presentan un comportamiento más sosegado. Entiéndase por esto que su especulación no alcanza los precios increíbles del arroz y sobretodo que esta se sucede en un periodo promedio de cuatro meses, mientras que en el arroz el overshooting se da en apenas un mes. En conclusión, el Estado miope y el resto de actores económicos (seguramente no tan miope) debería también prestar atención al resto del mundo pues, como propuse inicialmente: somos una economía pequeña y abierta. Publicado originalmente en la Revista de la Asociación Peruana de Molineros de Arroz (APEMA).


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